Paso a Paso, Descubriendo la Felicidad en las Ultramaratones
Hace siete años, Astrid Soraya Medina Villamil, egresada de la promoción 1991, caminaba con su esposo por la calles de Bogotá. Mientras hacían el recorrido decidieron entrar a un almacén y comprar unas medias. En la tienda, una publicidad de la carrera nocturna Nike 10K, que se realiza en la principales ciudades del mundo, les llamó la atención. La prueba se realizaría en horas de la noche y sin pensarlo dos veces, se inscribieron. Ese fue el primer paso que tuvo nuestra egresada y descubrió junto con su esposo la pasión por las ultra maratones.
Inicialmente, sus carreras eran de 10 kilómetros, pero a medida que iba pasando el tiempo los retos fueron aumentado. El primer desafío de larga distancia fue la media maratón de Bogotá, seguido por la maratón de Estocolmo en el año 2012. Corrió luego la Maratón de Las Flores de Medellín, donde ocupó el tercer puesto, y luego en la Maratón de Miami, quedando entre las cinco mejores en su categoría, lugar que le permitió clasificar para ir a correr la Maratón de Boston. Clasificar a esta última fue “cumplir un sueño”, ya que esta carrera es una especie de Santo Grial para los maratonistas.
Pero nuestra egresada, siempre buscando un nuevo reto, no se conformó con las maratones de calle, y decidió ir literalmente más allá. Se enteró por medio de un amigo sobre las carreras de montaña, participó en una de éstas en Zipaquirá, con un recorrido de 8 kilómetros y fue ahí donde quedó enamorada de esta pasión. Cuando en 2013 se organizó la primera ultramaratón en el Cañón del Chicamocha en Santander, decidió inscribirse. “Ahí corrí mi primera ultramaratón,” comenta la Dra. Medina. “Sufrí mucho, el recorrido fue extenuante, pero luego vino la satisfacción: logré mi objetivo”.
‘Cumplí mis 50 años corriendo’
El participar en las ultramaratones le ha permitido a Astrid Soraya conocer y disfrutar la gran variedad de paisajes que alberga Colombia y los países donde ha corrido. “Los paisajes que se conocen durante los recorridos de las carreras son maravillosos: el desierto de la Guajira, el Parque los Nevados, la Sierra Nevada de Santa Marta, el Cañón del Chicamocha y los macizos europeos que quedan en Francia Italia y Suiza. Todo esto hace que a uno se olviden los dolores durante el recorrido”. La última carrera en la que participó Astrid este año fue en la Ultra-Trail du Mont-Blanc en los alpes europeos, donde corrió 119 kilómetros. “Decidí ir corriendo a Chamonix para celebrar mis 50 años y lo mejor es que lo cumplí corriendo”, dice con una sonrisa.
Para Astrid el fusionar su pasión con la medicina no ha sido fácil, sus días de trabajo son agotadores, en las noches llega a entrenar en el gimnasio y los fines de semana sale a realizar recorridos largos por las montañas, pero considera que con disciplina, dedicación y esfuerzo todo es posible.